viernes, 31 de diciembre de 2010

Paquetes para 2011

Nada como empezar el próximo año con risas... ¡y con paquete!

Besos malvados para todxs.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Río de Janeiro.


El telonero odia a la diva.

La odia desde el momento en que sube al escenario que después ocupará ella. La odia desesperadamente, mientras cierra los ojos y clava los dedos en el mástil de su guitarra, agarrándose a él como si fuera un naufrago en la marea de voces de turistas indiferentes que le rodea. La odia desgranando bossa novas con la garganta llena de arena, cerrando los ojos con fuerza para no ver al público que sigue cenando como si él no estuviera.

La odia durante el aplauso desflecado que suena al terminar, y por el silencio incómodo que no le pide otra canción. La odia por cada paso que da cuando se baja del escenario y camina hasta la barra. No deja de odiarla por cada sorbo amargo de whisky que bebe, mientras los camareros con bigote y chaleco negro le miran con lástima.

La odia rabiosamente cuando es ella la que se sube al escenario, en ese local perdido en Ipanema, pequeño, que huele a moho y a pasado glorioso. Igual que las melodías que ya empieza a tocar la orquesta de la diva, empastando como si fueran uno. La odia por su cuerpo, porque está gorda y ya no es joven, pero se mueve en el escenario con una sensualidad infinita, rezumando sexo en cada movimiento. Ella ya no debería vestirse así, con ese vestido ajustado, ni llevar ese tocado de plumas negras recostado sobre su pelo. No tiene edad para bailar de esa forma, ni para mirar así al público, a la vez coqueta y desafiante. Odia cada nota que suena en el timbre perfecto de su voz redonda, madura, que domina con tanta soltura como respira. Igual que maneja al público, seduciéndoles, hablándoles y cantando para ellos como sólo alguien que no ha hecho otra cosa en su vida sabe hacer, hasta hacerles creer que canta sólo para cada uno. Hasta que el público se entrega, y le dedica ese silencio sonoro, que hace que el espacio se amplíe, y el bar se cubra de una pátina dorada como la que tuvo en otros tiempos. La odia terriblemente cuando el aplauso quiebra el aire con estruendo, como se rompe el cielo al empezar una tormenta. La odia porque ya está borracho. La odia porque sólo ella sigue siendo capaz de seducirles de esa forma.

La odia porque después de que el público suplique un bis tras otro abandona el escenario, dejándoles ahítos, pero no del todo, satisfechos, pero deseosos de más. La odia porque sabe que hablarán de ella toda la noche.

La odia a muerte cuando el público se va marchando, y él sigue en la barra, sabiendo que ya huele a alcohol y a derrota. La odia cada noche cuando camina hasta el camerino que comparten, mientras los camareros recogen las mesas, pero sobre todo la odia cuando se sienta en su silla, y como todos los días, toma entre sus manos el tocado de plumas negro de la diva, y se lo pone sólo para mirarse con él en el espejo.

Entonces la odia con toda su alma.

viernes, 26 de noviembre de 2010

De parto en la red

Todavía está en pañales, y ya viene berreando.

Píkara ha nacido hablando sobre intersexualidad, transexualidad o violencia, desde muchas voces distintas. Tiene vocación de periodismo feminista, y quiere ofrecer un espacio para la reflexión constructiva, que tanta falta hace. Y además me han hecho un hueco para colaborar con ellxs, en la mejor compañía.

Aquí os dejo el link para darle la bienvenida...

http://www.pikaramagazine.com/

viernes, 15 de octubre de 2010

Palabras bárbaras

Aquí,

donde se agarran las cosas

y se coge en la cama,

donde una discoteca

es un boliche

y enamorarse

ponerse de novios.

Aquí,

donde si tomas mucho

te emborrachas,

a mi forma de extrañarte,

la llaman tango.



Ya no estoy en Buenos Aires, pero no dejo de extrañarte, ni de celebrar el día en que nos tropezamos. La próxima vez lo celebraremos juntas, en casa.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

El glaciar


Ya hacía al menos dos horas que había partido, y el frío comenzaba a hacerse presente bajo su manta de guanaco, húmeda todavía de rocío.

Pensaba en lo que haría su padre cuando viera que no estaba en el toldo. Quizá sacrificaría una yegua pensando que había sido robada por un gualichu. No se le ocurriría pensar que se había escabullido detrás de su hermano cuando el sol dibujaba tan sólo una línea anaranjada sobre el cerro. Keoken no comprendía porqué ella no podía demostrar su habilidad como él, y ser aceptada como adulta en el círculo de caza.

Había aprendido a montar casi antes que a caminar, acertaba con su boleadora a un arbusto desde gran distancia, y podía enlazar un caballo salvaje a la carrera. ¿Que le impedía entonces cazar guanacos y avestruces?. Pero le decían que ya era adulta porque había sangrado, y había tenido su celebración, pero no podía cazar porque la caza era para hombres. Así que se escapó. Como ellos, pasaría tres días lejos, y volvería con una piel tan buena a lomos de su montura que tendrían que aceptarla como cazadora.

Un crujido la sacó de estos pensamientos cuando una liebre incauta cruzó corriendo bajo las patas de su caballo. La boleó casi en un acto reflejo. Era una primera pieza humilde, pero suficiente para el almuerzo.

Cuando cayó la noche ya estaba a los pies de la montaña. Encendió una hoguera, devoró la carne, y se enroscó en su manta bajo un matorral. No tardó en dormirse pensando que si tenía suerte, en lugar de un guanaco llevaría de vuelta una piel de puma.


Al amanecer el frío había dejado su manta acartonada, y tuvo que ponerla largo tiempo junto al fuego, cuidando que el humo no fuese visible desde lejos. Encontró a su caballo junto a un arrollo, y tras beber el agua helada partió en dirección contraria a la corriente.


Subía la ladera entre los bosques de lengas cuando algo llamó su atención. Sonaba frente a ella, distinguiéndose del rumor del río. Parecía un rugido.


- Ahí está mi presa - pensó. Y retuvo a su montura para poder escuchar mejor.

El rugido sonaba intermitente, pero siempre en la misma dirección, como si el animal estuviera quieto en un sitio, quizá escondido en una madriguera o herido.

Avanzó despacio, persiguiendo el ruido que aumentaba cada vez más, hasta detenerse. Un escalofrío recorrió su espalda al escucharlo más cerca. El animal, fuera el que fuese, tenía un rugido de trueno, como el cielo cuando se quiebra en la tormenta.

- Esto ha de ser cosa de los espíritus... - Se dijo. Pero su decisión fue más fuerte que su miedo, y siguió avanzando.

Hasta que lo vio.

El lomo escarpado de puntiagudas escamas azules asomando sobre las copas de los árboles. Una criatura gigantesca, encarnación de algún espíritu del agua, que parecía dormitar flotando en el lago. A veces en silencio. A veces rugiendo y resoplando como en un mal sueño.

Desmontó sin hacer más ruido que el de una serpiente que se arrastra y caminó silenciosa hasta donde el agua encontraba la tierra. El monstruo seguía dormido cuando alargó la mano hasta su costado y se quemó. Nunca había oído hablar de un espíritu de agua que contuviera el calor del fuego, pero sin duda llevaría pruebas a su gente de que lo había enfrentado, y se hablaría de ello durante generaciones.

Se alejó lentamente, y se detuvo sobre un risco, a una distancia que consideró suficiente. Y entonces gritó. Un grito salido de las entrañas, del centro de su rabia, para despertar al monstruo dormido.

No ocurrió nada. Silencio.

De pronto la ensordeció un rugido furioso, el estallido, y miles de colmillos blancos que volaban en su dirección como flechas. Se lanzó sobre la tierra cubriéndose la cabeza, sin poder evitar un rasguño en la mejilla izquierda, que sangraba copiosamente. El olor de su propia sangre la enardeció hasta la locura cuando se hizo el silencio de nuevo. Sin tiempo de pensar, saltó sobre sus botas e hizo girar las boleadoras en el aire. Y gritó de nuevo al lanzarlas con todas sus fuerzas contra el caparazón del monstruo.

Sonó el golpe, y pudo ver cómo la piel de la criatura se tragaba sus boleadoras, perdiendo apenas un trozo que cayó en un chapoteo. Cuando se agachó a desatar un arma nueva de su cinturón, decidida a herirlo como fuera, el estruendo fue tal que no pudo más que correr, cegada, lo más lejos que pudo. El daño había sido más profundo de lo que pensaba. El caparazón del monstruo no pudo resistir el golpe, y estalló violentamente por los aires, cayendo sus entrañas azules sobre el lago, que se desbordó salvajemente. La ola que produjo casi lamía sus talones al correr, mientras los pedazos de caparazón volaban junto a sus oídos. Sintió un dolor sordo en la mano, cuando uno de esos pedazos se la atravesó de parte a parte.

Al silenciarse el estruendo, cuando el bosque estaba de nuevo sumido en la quietud como si no hubiera existido batalla alguna, se detuvo. Desde donde estaba podía ver la herida del monstruo, imensa, de un azul añil como nunca había visto antes. Aún rezumaba una espuma blanca, que resbalaba mansamente por su costado.

El dolor de la mano atravesada pulsaba sin descanso. Se arrancó el trozo de caparazón apretando los dientes, sorprendida de nuevo al quemarse los dedos, y lo guardó, manchado aún de su sangre, en una bolsa de cuero junto a su pecho.

Al volver a los toldos la recibieron airados, pero los reproches quedaron mudos al escuchar su historia, confirmada por el extraño colmillo que la había herido. Esa misma noche se reunieron los viejos, y decidieron que con su valor había ganado una excepción. Su fama como cazadora no tardó en difundirse entre los toldos, pero esa ya es otra historia.

Sobre el extraño colmillo, quedó en manos de Keoken. Y ella se guardó mucho de contar que unos días después de su hazaña, al ir a buscarlo, sólo encontró en la caja un charquito de agua.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Iguazú


Sólo necesita un poco de silencio.

Pensó que podría encontrar algún momento de tranquilidad en el fin de semana en las cataratas, que Roberto se entretendría con Carlos y ella podría escabullirse de Yolanda y estar un rato tranquila.

No pudo al llegar al hotel en Puerto Iguazú y repartir las habitaciones, mientras los niños de la pareja amiga chillaban excitados, y Roberto increpaba al recepcionista porque la habitación todavía no estaba preparada.

Tampoco por la tarde en la piscina, mientras Roberto gritaba ufano tras haberle ganado una carrera nadando a los dos niños, de 7 y 10 años. Sintió vergüenza ajena al verle con el agua a la cintura, respirando como una morsa asmática con los brazos en jarras y sacando pecho como si hubiera ganado las olimpiadas en lugar de a dos críos.

No hubo tranquilidad tras la cena, indigesta de conversaciones presuntuosas sobre lo bien que funcionaban las cosas en España en comparación con Argentina, cuando Roberto se lanzó sobre ella en la cama, pegajoso de sudor y alcohol. Le escuchó resoplar en su oído durante todo el aburridísimo polvo que echaron.

Pensó que podría encontrar algo de silencio cuando atravesaron la entrada del parque natural de Iguazú en el autobús, y vio la vegetación, densa y húmeda, cercando la carretera. Atravesó los torniquetes en el centro del grupo de turistas que seguían al guía, y entregó su entrada sintiéndose como un borrego, mientras Roberto la empujaba:

- ¡Vamos Marta! ¡Mira que eres lenta!

Mientras esperaban el tren en la ruidosa estación trató de no pensar en el calor húmedo, que hacía que la camiseta se le pegara a la piel, y en la gente que la empujaba y la golpeaba al pasar, para no desmayarse. En el tren, los chistes soeces que Roberto le gritaba a Carlos se oían sobre el rumor de turistas emocionados que disparaban sus cámaras a diestro y siniestro.

Al caminar en las pasarelas sobre el río, quiso en varias ocasiones detenerse a mirar la superficie de agua que se movía mansamente bajo sus pies, y descansar su vista en el horizonte, pero cuando Roberto no tiraba de su brazo, la apremiaba la voz del guía llamándoles delante. Se sentía continuamente zarandeada por los cuerpos y las voces que tenía alrededor. De pronto tropezó con una japonesa que se había detenido a hacer una foto, y cayó sobre Roberto:

- ¡Qué torpe eres, Marta!

Cuando llegaron a la catarata, no pudo comprender cómo la gente era capaz de seguir hablando. La visión de todas esas toneladas de agua cayendo al vacío con estruendo la sobrecogió, y la hizo sentirse minúscula. No podía dejar de mirar la nube de agua pulverizada que ascendía desde la Garganta del Diablo, ni ese torrente que parecía tragarse a sí mismo sin tregua. “Qué gran lugar para suididarse”- pensó. Ser tragada por ese vórtice de agua que chocaba contra las rocas al fondo, caer en la nube y desvanecerse. Y al fin, silencio. El vértigo la mantenía atrapada, sin poder apenas moverse, sin dejar de mirar el agua, cuando Roberto se subió en la barandilla, a su lado, para hacer una foto a Carlos y Yolanda.

Sin pensarlo dos veces, Marta tropezó, y al cuerpo de Roberto se lo tragó el Diablo.

Después, se hizo el silencio.

Qué torpe eres, Marta.

viernes, 20 de agosto de 2010

Montevideo.


Llueve en Ciudad Melancolía. Pero eso no debería extrañar a nadie.

Un marinero cualquiera se cala la gorrilla para que no le moje el pelo esa garúa finita, cortina de agua imperceptible que acompaña la ciudad desde siempre. Uno pensaría que la ciudad sólo se puede ver tras esa lluvia, y que si dejase de llover desaparecería como un espejismo.

Porque Ciudad Melancolía en realidad no existe. Es un lugar en el que todo el que vino está esperando para marchar a otro sitio. De paso. Nadie quiere quedarse en una ciudad que no es.

Un marinero cualquiera camina hacia el Barrio Viejo, y atraviesa la Plaza Independencia a la sombra de los edificios descomunales, que le hacen sentirse pequeño. Enfermo de melancolía, el marinero busca. Lleva días tomando en todos los cafés del centro, para lavarse de la piel a una mujer cualquiera, que es la suya. Pero no lo consigue. Un hombre que vino de un lugar lejano (como si alguien aquí no hubiera venido de lejos), le dijo que sólo había una forma de sacarse una mujer en Ciudad Melancolía.

- Buscá a la Loba – le dijo – En Sarandí y Misiones, no tiene pérdida.

Un marinero cualquiera camina ebrio de añoranza y de rabia hacia la Ciudad Vieja en busca de la Loba. Como si Ciudad Melancolía pudiera albergar una ciudad aún más vieja.

El Viento del Sur barre despiadado las calles, queriendo arrastrar la tristeza densa que las cubre y se agarra a los tobillos del marinero entorpeciéndole los pasos. Ya baja por la calle Sarandí. De cuando en cuando levanta la vista, y busca el océano al final de los suelos empedrados. Ese océano revuelto en marrones, sucio e inquietante, que le mira al fondo.

En una de esas, al volver la cabeza, la Loba también le mira. Una mano sobre el marco de la puerta, la otra en la cadera. Los pies clavados al suelo. Ojos verdes fijos en los suyos.

- Cuánto – pregunta el marinero -
- Mil pesos.

Se quedará sin un mango, y lo sabe. Pero bien gastado estará si consigue arrancarse esa zozobra.

Sigue a la Loba a través del patio estallante de hojas verdes. La sigue cuando abre la puerta de la estancia, de paredes tintadas de humedad. Espera de pie mientras ella descubre su piel tostada y se tiende en el camastro, desperezándose como un animal.

Con un último suspiro se desviste, y se lanza sobre ella. Entonces los dedos de la Loba se clavan en su carne. Los dientes de la Loba le marcan la piel y poco a poco, el dolor del marinero se diluye entre sus manos. Cuando se encaja entre sus muslos, el marinero ya no recuerda. Ni siquiera sabe porqué vino a buscar a la Loba. La Loba es el Olvido.

Cuando salga de allí, el marinero lo hará sin saber. No sabe tampoco que ni todos los marineros de Ciudad Melancolía le han bastado a la Loba, para arrancarse a la mujer que tiene pegada a la piel.

lunes, 12 de julio de 2010

El día que los hombres pudieron llorar


Si miramos hoy la portada de cualquier periódico, nos encontraremos sin duda con dos titulares entre las celebraciones mundialistas. Uno serán las lágrimas de Casillas, y otro su beso a Sara Carbonero.

Dos expresiones de afectividad comentadas en columnas y columnas, siempre tratando de disculpar la exteriorización de sentimientos del portero con frases como:

"No tenía a nadie con quien abrazarse, un montón de sensaciones se acumularon cuando se sintió campeón del mundo y no le quedo otra que comenzar a llorar. Se tapó la cara con las dos manos para evitar ser descubierto, aunque fue una acción inútil" o "Aguantó el portero. Aguantó las emociones. Hizo sus paradas. Salvó a España en la final. Y cuando Iniesta hizo el gol se tapó la cara con los guantes y no pudo dejar de llorar".

Hay que excusarle por no cumplir el canon de masculinidad fría y controlada ante cualquier circunstancia. Españoles todos, Casillas les dio ayer permiso para llorar.

Hay otras cosas que un hombre puede hacer bajo el paraguas blindado de heterosexualidad del fútbol. Pueden abrazarse, saltar unos sobre otros, tocarse el culo, irse juntos a las duchas... porque el fútbol, por sí mismo, garantiza la justificación de estos gestos, que en otros lugares hubieran sido motivo de sospecha. Por eso es necesario que el fútbol permanezca heterosexual sin fisuras.

Ya Freud hablaba de la sublimación del deseo homosexual en el deporte, y para que se pueda seguir sublimando no se pueden consentir filtraciones como la de la supuesta homosexualidad de Guardiola. Todo el mundo debe apresurarse a desmentirla y a refrendar la ausencia de desviación en el deporte rey. Podemos llegar a ver declaraciones como la de Luciano Moggi, exdirigente de varios clubes en Italia:

"En el mundo del fútbol no hay homosexuales. No sé si los jugadores están en contra de tenerlos en los equipos. Yo, por supuesto que sí. Conozco el ambiente del fútbol y en su interior no puede vivir uno que sea gay. Un homosexual no puede ser futbolista. El mundo del Calcio no está hecho para ellos. Es un ambiente particular, se está desnudo en las duchas..."

En el mundo hay dos lugares donde se declara públicamente que no hay homosexualidad, uno es el fútbol, y el otro Irán.

El que pueda entender, que entienda.

lunes, 5 de julio de 2010

Gagamanía.

Este domingo, imersa en una guardia de calor aplastante, me encuentro en la portada de (Enlace eliminado) con una foto de Lady Gaga y un titular que reza: (Enlace eliminado). El titular es suficiente reclamo para leer el artículo, firmado por Alaska, en el que revisa la ascensión a estrella del pop de esta chica "feucha y extravagante" según la definen sus detractores. No conformes con bautizarla con estas lindezas, también se recrean diciendo que es hermafrodita y en realidad tiene pene, o que todo lo que hace es imitar a Madonna.

No tardé en encontrar un momento para ver alguno de sus vídeos en youtube, y el primero con el que tropecé fue el de "Telephone", que ha grabado con Beyonce. La boca se me abrió sola al verlo, y aún no he conseguido cerrarla.



Como aperitivo, comienza por reírse de ese supuesto pene, y luego nos regala un vídeo lleno de referencias evidentes a Madonna o Michael Jackson, en el que se come la boca con un par de chulazxs en el patio, o en el que se performa violencia con cuerpos de mujer (aunque sea en los límites de una cárcel, donde el imaginario colectivo supone que las mujeres se masculinizan autómaticamente al atravesar la puerta).

Tampoco son desdeñables las referencias a "Kill Bill" (La furgoneta se la ha prestado Tarantino), o "Thelma y Louise", y un aroma muy light a "Baise moi" (aunque supongo que esto ya es interpretación mía) en la escena del asesinato múltiple en el bar. No se conforman con cargarse al novio, envenenan a todos los presentes. Violencia gratuita de asesinas múltiples.

Podría criticar que se caiga de nuevo en el cliché de las lesbianas homicidas que odian a los hombres, o que se expanda la moda de que las estrellitas tengan tonteos lésbicos en público para aumentar audiencia (veáse Sandra Bullock con Scarlett Johansson, o la misma Hannah Montana), pero tengo que reconocer que me ha gustado esa estética drag queen tan evidente, y que haga recetas venenosas rodeada de chulazos plumíferos. Lo sorprendente es, como señala Alaska, que haya encontrado un lugar tan potente en el pop mainstream haciendo estas cosas.

Para colmo, A. nos envió hace poco las fotos de este king, que han sido publicadas en Vogue Homme Japan.





El modelo se hace llamar Jo Calderon, pero la red hierve con el rumor de que es la mismísima Gaga. Ella ni afirma ni desmiente, pero debe estar riéndose en su casa de todos esos que dicen que es un hombre. Sí señor, bien guapo, posando con ropa de diseño en una revista para tíos.

jueves, 1 de julio de 2010

Orgullo crítico 2010




Fotos: Gaelx. Ela R que R. Dosmanzanas y B.

Allí estuvimos, después de hacer un taller king en el que vieron la luz grandes reyes (y algún dandy que otro), celebrándonos con orgullo y diversidad, y sobre todo divirtiéndonos como perras.


MANIFIESTO TRANSFEMINISTA- TRANSFRONTERIZO. TRANSFORMANDO FEMINISMOS- TRANSFORMANDO FRONTERAS

Hoy queremos hablar de las barreras que nos constriñen diariamente, de las exclusiones obvias y obviadas que devienen de esas barreras, de como se instrumentalizan nuestros cuerpos, identidades, exoticidades, procedencias, nuestras ideas, nuestra pobreza… de como nos marcan y ubican siempre al otro lado de la linea, de como siempre somos lxs otrxs conquistables, materia prima, objetos de estudio, adoración e investigación.

Nosotrxs lxs que suscribimos este manifiesto estamos siempre en la linea, estamos des-bordadas, pero somos sujetos de nuestra historia, de nuestras reivindicaciones, de nuestros derechos. Somos fuertes y valientes, hemos heredado miles de opresiones, nuestra piel es resistente, nuestro carácter orgulloso, nuestra voz rabiosa y potente.

Hablamos de transfeminismo para incluir todos los otros cuerpos afectos dentro de una lucha feminista autónoma y anticapitalista, aquí estamos todxs contra el patriarcado, contra la exclusión binarista arcaica de la dicotomía hombre- mujer. Sin embargo queremos recordar que las ideas no son pegatinas que nos ponemos como chapas, para ser Transfeminista primero tendrás que saber bien cuales han sido las luchas feministas, deconstruirte frente a la educación patriarcal, desaprender la programación binarista a la que has sido sujetx. No nos bastan las buenas intenciones, queremos ser autocriticxs, queremos poner en tela de juicio, queremos sembrar en tierras fértiles, no queremos asunciones superficiales, dentro de este transfeminismo como camino, tenemos que realmente construir relaciones horizontales, en las que se redistribuyan los poderes y saberes, las identidades, donde lxs otrxs no seamos mas exóticas, no impliquemos un elemento de adorno o color a desplegar.
Hablamos de transfronterizo porque el sistema económico global nos marca, excluye, castiga nuestra pobreza y precariedad… queremos cuestionar los derechos “per se” de todo el primer mundo, queremos cuestionar la persecución y acoso mediático, policial cotidiano de todxs lxs otrxs extranjerxs. Queremos verbalizar la tortura cotidiana de vivir pendiente de un documento de circulación frente a la amenaza de internamiento temporal (48h- 6meses) en un CIE. Queremos hablar esta vulnerabilidad que nos excluye todos los días, del no acceso a los medios de producción, ni a la información sobre derechos. De la construcción neo-colonial moderna de los microguethos, en nuestro barrios multiculturales, del todavía desconocimiento de nuestras emociones, de nuestras artes, de nuestros saberes. Queremos reflexionar juntas porque seguimos siendo lxs otrxs, porque siempre estamos al otro lado de la linea, parte colorida de la comunidad, queremos ser sujetos de nuestro discurso, queremos compartirlo con ustedes, queremos “ser” y no solo “existir” como un elemento quieto del paisaje, queremos no solo estar en la foto, si no también hacer las fotos. Denunciamos todas las estructuras que independientemente del tiempo, los documentos, siempre te dejan fuera y recortan tus derechos, no así tus deberes.
HOY lxs invitamxs a sumarse a transformar- transmutar- trastocar- transponer- translucir- transnochar, queremos hablar de recreación y cambio de nuestras micro-politicas, desde nuestras comunidades y manadas, desde nuestro cotidiano… Creemos que es desde el suelo, desde la tierra, desde el conocimiento y una ética individual coherente, desde donde se contagian y contaminan los cambios. Queremos ser un germen, un virus que te entre por el usb y contamine tus caricias, tus palabras, tus orgasmos y tus pensamientos. Hoy nosotrxs queremos pervertirte, re-colonizarte… nosotras las otrxs, las sudakas, las femmes, lxs intersex, lxs transexuales, lxs negrxs, lxs pobres, lxs abyectas, lxs perdidas, lxs perrxs, lxs brujxs, las malditxs, lxs indocumentxs, lxs marginadxs… desde nuestro deseo explicito de romper estructuras que nos asfixian donde no queremos hallarnos, queremos explotar mas allá de los cuerpos, sus identidades y formas. Queremos plantar, queremos llenarnos las manos de tierra y estiércol, ir mas allá de las raíces, inventarnos nuevas palabras y conceptos, ubicarnos en otro lugar no dicotomico, no excluyente.. no queremos quedarnos en la superficie, no queremos seguir siendo solo un objeto de deseo y consumo exótico.

Como Transfeministas

• Transfeminismo son estrategias políticas concretas contra la violencia, represión y exclusión de los cuerpos disidentes, ambiguos, mixtos… desde una perspectiva feminista.

• Reivindicamos nuestro derecho a decidir libremente si queremos o no modificar nuestros cuerpos y poder llevar a cabo nuestra elección sin impedimentos burocráticos, políticos ni económicos, así como fuera de cualquier tipo de coerción médica. Por esto apoyamos la campaña stop 2012 por la despatolozación de la transexualidad y exigimos que se retire de los manuales de enfermedades mentales.

• Reivindicamos el derecho a cambiar nuestro nombre y sexo en los documentos oficiales sin tener que pasar por ninguna evaluación médica ni psicológica.
Como transfronterizos

• Abogamos por una reforma completa de las políticas migratorias, en la que exista una participación real de las comunidades migrantes en las formas y medidas, que sea un vehículo de apoyo en el proceso migratorio y no elementos de criminalización.

• Exigimos que nuestro derecho fundamental de acceso al trabajo y una vida digna, no sea criminalizado, perseguido y castigado solo en base a la supuesta legalidad de documentos y tránsitos.

Por todo lo arriba explicado lxs invitamxs; A contagiarse con nosotrxs y expandir vilmente este virus que se esta gestando, derrocar todas las estructuras que nos oprimen, generar palenques libertarios dentro de nuestras ciudades donde se forje nuestra resistencia y autonomía frente al heteropatriarcado globalizado y capitalista que nos cercena. Y Participar en las actividades que desarrollaremos durante la semana alternativa del Orgullo LGTB-Queer; mani-fiesta-acción el día 26 en Vallekas, diversas charlas y una presencia como bloque crítico en la cabalgata comercial del 3 de julio. Se ha elegido Vallekas para visibilizar otros espacios, otros barrios, fuera de los circuitos comerciales de la cabalgata oficial. Por eso este día terminaremos en las fiestas populares organizadas por lxs compañerxs de Centro Social Seco, que llevan muchos años trabajando de forma autónoma y disidente, dando otras opciones de participación ciudadana dentro del barrio.

¡ Vivan los cuerpos e ideas disidentes! ¡ La transfobia nos enferma !

¡ Hagamos de nuestras identidades y afectos un desorden global !

¡ Abajo las fronteras, vivan las comunidades!

ORGULLO CRÍTICO Trans-Les-Gay-Bisex-Queer 2010

viernes, 25 de junio de 2010

Cuidado, que las putas muerden



Vedlo hasta el final, que no tiene desperdicio.

Lástima la charla sobre ser normal... eso me convence mucho menos que sus colmillos.

domingo, 20 de junio de 2010

Inversión


Usted, en realidad, es homosexual.
Pero no se alarme. Su heterosexualidad es sólo fruto de una disfunción producida por la deficiente identificación con su figura masculina de referencia, estoy seguro de que no pasó suficiente tiempo con su padre.

No, no diga nada, seguro que su sobreidentificación con su madre produjo que su deseo se orientara hacia la masculinidad que representaba su padre, en lugar de hacerlo de forma natural, hacia su madre. No ha superado usted el complejo de Electra. Cuestión de miedo a la castración del dildo.

No se preocupe, estoy seguro de que podremos ayudarla. Comenzaremos intentándolo con antidepresivos, si no funcionara, podemos añadir estrógenos. Con esta combinación conseguiremos disminuir su libido lo suficiente como para que deje de desear a los hombres. En el último de los casos, utilizaremos terapias aversivas, ligeras descargas eléctricas cada vez que mire a un hombre guapo.

No se asuste. Ya sé que suena algo agresivo, pero estoy seguro de que es mucho peor vivir como heterosexual. Por suerte es una enfermedad que podemos curar. No creo que le guste convivir con ese hombre que no la respeta, que la trata como una esclava, y que ni la escucha ni la comprende. Lo normal sería que viviera con una mujer, como todo el mundo.

Tranquila, no diga nada, no es necesario. Tómese una de éstas todas las mañanas, y nos veremos la próxima semana.

Ya verá cómo en unos meses será una feliz lesbiana.





jueves, 10 de junio de 2010

M musical

Cosa más grande no se ha visto. Ahí os lo dejo, para estrenar el viernes con inspiración.



jueves, 3 de junio de 2010

Cuerpos periféricos




Hace no mucho estuve en uno de los nuevos hospitales que se han construido en Madrid. Sentada en la sala de espera, más parecida a la de un aeropuerto que otra cosa, pensaba en lo complicado que había resultado llegar hasta allí, incluso en coche. El hospital estaba a las afueras, en un páramo rodeado de polígonos industriales y urbanizaciones desangeladas en construcción. Dando vueltas a esta idea, se me ocurrió buscar las localizaciones de los 8 nuevos hospitales, para comprobar que todos estaban a las afueras, en pos de una “descentralización de las especialidades que acercará los recursos a todos los ciudadanos”, según la página de la Comunidad.
Pensé en más cosas que se edifican a las afueras, lejos de la mirada. Los hospitales, los psiquiátricos, los prostíbulos, los cementerios… lugares que albergan cuerpos enfermos, infelices, muertos, o cuerpos que follan. Enfermedad, sexo y muerte deben estar lejos de la mirada pública, porque la familiaridad con ellos interferiría en las enseñanzas de la hiperrealidad.

El sistema se esfuerza demasiado en producir discursos que nos muestren qué debemos ser, a qué debemos tener miedo, y cómo se hacen las cosas. Debes estar sano, ser guapo, feliz, eternamente joven (preferiblemente inmortal) y debes practicar el sexo según los criterios heteronormativos. El miedo a no cumplir esos requisitos, por otro lado imposibles, te mantendrá suficientemente angustiado como para que sigas comprando (1).

Realizar el procedimiento inverso, poner los cuerpos enfermos, disidentes, las prácticas no normativas ante la mirada pública funciona como espacio de resistencia contra esos miedos. Porque en la cultura de la hipervisualidad, lo único que existe es lo que vemos.



(1)Acaso, María. Esto no son las torres gemelas: Como aprender a leer la televisión y otras imágenes. La catarata. Barcelona (2006)

lunes, 31 de mayo de 2010

M musical



Para empezar la semana con buen pie, os dejo este vídeo de Hedwig and the David Lynch band. Lo grabaron para felicitar un cumpleaños, y el tema es una versión de una gran canción de la peli "Hedwig and the Angry Inch". Supongo que ya la habréis visto todxs, pero si no os la recomiendo sin dudar.

miércoles, 19 de mayo de 2010

M de Mario. El king y las dinámicas de deseo.

(Fotos de B.)






Hace tiempo escuché a Itu decir que la masculinidad es un principio de extensión, y nunca he sido más consciente que con mi propio Mario, que se extiende sobre mi identidad hasta el punto de que con frecuencia, la gente que lo ha conocido me llama Mario directamente, y me llega a hacer la lista de sus virtudes hasta despertarme celos de mi alter ego.

En el espacio, el king también se extiende, y modifica a su alrededor las dinámicas de deseo cuestionando las etiquetas por sí mismo. ¿Qué ocurre cuando una heterosexual se siente atraída por un king?¿Le atrae la masculinidad construida, a pesar de conocer la performance?¿Entonces basta con una construcción para desencadenar ese deseo tan "natural" por el otro sexo? ¿Qué ocurre cuando mis amigas bolleras se sonrojan si Mario las mira a los ojos fijamente, o las retira un mechón de pelo diciéndoles lo preciosas que son?¿Qué desea J., marica reconcentrado, cuando dice que Mario le pone?¿Y ese amigo heterosexual al que le enseño las fotos, y me dice que le dan morbo porque "sabe lo que hay debajo"?¿Es que ese "saber" le permite superar el terror anal largamente inculcado y permitirse la atracción?.

Incluso B. que no conocía antes a Mario, entra en el juego, y su cuerpo me ofrece aproximaciones que no he conocido en estos meses. Su mano se apoya en mi pecho cuando bailamos, su rodilla roza el bulto entre mis piernas, sus dedos tropiezan con su pelo con más frecuencia... Su cuerpo reacciona a la masculinidad performativa de manera a medias consciente.

Más tarde, en casa, me desanudará la corbata lentamente, y se follará algunos fantasmas en mi cuerpo híbrido. El king también sirve para exorcizar la rabia que nos deja lo peor de la masculinidad.




(Gracias a mis asistentes femme, por poner a los kings en los bretes más divertidos, a mis kings, por divertirse hasta el fin de fiesta, y en especial a Dani, por compartir conmigo su primera experiencia).

jueves, 15 de abril de 2010

Silencio, se normaliza.

En general, el sistema puede ser condescendiente con niños que desarrollan conductas que no se corresponden con su género asignado mientras son pequeños. Incluso se toleran fantasías y prácticas homoeróticas durante la adolescencia, como experimentación sexual previa a la madurez.

Pero según avanza la pubertad, con el imperativo de la procreación se deja de mirar hacia otro lado cuando hay ambigüedades. Entonces el dispositivo heteronormalizador, que a veces ya ha asomado sibilino las orejas, empieza a funcionar despiadadamente. Las niñas ya no pueden jugar al fútbol, y los niños no pueden jugar con las niñas.


Llevo unas semanas trabajando con niños y adolescentes en una consulta de psicología, y no he dejado de ver el dispositivo heteronormalizador funcionando ni un solo día.

Como con ese chaval que va a un colegio de curas. Le han quedado un par de asignaturas, va a los scouts y se divierte, tiene amigos con los que se lleva bien… Sin embargo, el colegio se empeña en mandarle a un psicólogo privado, recomendado por ellos, supuestamente porque el chico es levemente tartamudo, y eso está repercutiendo en su aprendizaje. Cuando yo le veo, el tartamudeo es tan imperceptible que no lo habría reconocido sin saberlo. Lo que sí es evidente es que tiene pluma.

Su madre dice que lo que le insinúan insistentemente en el colegio es que el chaval siempre anda con chicas, y que no le gusta jugar al fútbol. Llegan a presionarla tanto para que le lleve al psicólogo que termina por llevarle en la pública sólo porque les dejen en paz. No llega a hablar de orientación sexual delante del chico, pero sí dice que no comprende la insistencia del colegio, y que cada niño es como es, y que ella quiere a su hijo tal cual y no le parece que tenga nada malo. Suerte que es sensata y protege al muchacho de la hipocresía de las sotanas.

Cuando no se trata de los profesores, son los propios compañeros. Como esa chavala que ha aterrizado hace dos años en el instituto. No ha tenido problemas en el colegio, pero desde que ha empezado el instituto los chicos de su clase la insultan y la pegan. Se ha angustiado tanto que ha empezado a autolesionarse. No llega a explicar el porqué del acoso, pero parece tener que ver con su afición a jugar al fútbol, y con sus ademanes claramente masculinos. Mientras habla mira mi pelo corto con insistencia, y yo trato de devolverle algo de confianza en la mirada. Hay lugares seguros más allá del instituto.

Ver este dispositivo clasificador tan evidente alimenta mi rabia, y me reafirma en la necesidad de dinamitar el binarismo. Porque no deja de funcionar silencioso en las aulas, como una apisonadora.

domingo, 7 de marzo de 2010

Agravio comparativo


Cuando me paro delante, es frecuente que haya alguno más a mi lado.

Discretamente, de reojo, examinan las proporciones de la mía. Calibran su tamaño, su potencia, su color… Algunos incluso la miran con cierto deseo.

Si les devuelvo la mirada, bajan la vista azorados, o miran al frente decididos como si buscaran algo en un punto lejano.

Nunca me he sentido tan cerca de un urinario como en los pasos de cebra con la moto.

sábado, 20 de febrero de 2010

Cloe, la princesa cazadora (Cuento invertido por entregas)

(Pierre et Gilles)


V. De la huida de los amantes.

Su madre había jurado matar a cualquier mujer que osara profanar la honra de Dafnis, y era conocida por su ira indomable. La espada permanecía entre ellos, y su sombra era el testigo mudo de la tragedia.

Cloe se levantó de un salto buscando su propia arma, pero no la halló por ninguna parte. Tampoco estaba segura de poder dar muerte a la madre de su amado ante sus ojos. Y ya se escuchaban los gritos de la señora de la casa en el piso de abajo, cuando recordó que aún guardaba el elixir rojo, colgando en su pecho.

Sin demora le dio a Dafnis cinco gotas de aquel líquido, mientras el muchacho se estremecía entre sus brazos. Al tragarlas comenzó a menguar, hasta hacerse del tamaño de un dedo pulgar. Ella tomó al tiempo su pócima verde, transformándose en halcón de nuevo.

Cuando la madre de Dafnis irrumpió en la habitación encolerizada, sólo pudo ver un halcón levantar el vuelo desde el alféizar de la ventana.

Dafnis se aferraba con todas sus fuerzas a las plumas del cuello de Cloe, mientras sobrevolaban el reino lejos de su encierro. Nunca se había sentido tan libre.

Su vuelo se detuvo en el palacio de la princesa. Allí se presentaron a su madre, que quedó complacida por el aspecto de Dafnis, y aprobó la unión de los amantes. En el reino aun se recuerdan los fastos de su boda.

La pareja se estableció en el castillo que la madre de Cloe tenía en las montañas, y allí… fueron felices y comieron perdices.


VI. Epílogo:

Tiempo después de aquello, Dafnis tenía que ocuparse de un par de principitos gemelos y chillones, y Cloe sucedió a su madre en el gobierno del reino.

Cloe trabajaba muchas horas, y llegó a tener un lío con su asistente personal, mientras Dafnis languidecía en el palacio entretenido únicamente por sus hijos, que comenzaron a dar incómodas señales de tener poderes mágicos.

Los enviaron internos a la escuela Hogwarts de magia y hechicería, y Dafnis, aburrido y abandonado por Cloe, se dio al opio. Pronto empezó a acostarse con el chico de la cuadra que se lo vendía.

Poco después se separaron entre terribles discusiones por el reparto de tierras. Los gemelos crecieron y se convirtieron en brujos malignos traumatizados, que instauraron el terror en el reino.

Pero es que hay cosas que no se cuentan en los cuentos.



Para B.
(Gracias por ponerme la semilla)

sábado, 13 de febrero de 2010

Cloe, la princesa cazadora (Cuento invertido por entregas)

(Pierre et Gilles)

IV. De los placeres de la carne.

La noche siguiente Cloe se apresuró a cabalgar hasta el muro de Dafnis, y se encaramó de nuevo al árbol justo cuando asomaba la luna. Dafnis, como habréis imaginado, ya la esperaba junto a su ventana.

El manto nocturno ocultó con sus sombras las ardientes miradas de los amantes y las palabras que se dedicaron, henchidos de amor y deseo.

A ese primer encuentro le sucedieron otros. Cloe acostumbraba a enviar a su halcón cual paloma mensajera, portando las misivas de los amantes para concertar las citas. Así, su deseo fue creciendo una noche tras otra a escondidas de todos los que vivían en la casa de Dafnis.

Pero la mirada y la palabra son preludio del anhelo de la carne, y Cloe cada vez se sentía más tentada por conocer con sus labios la piel inmaculada de Dafnis, conquistar con sus manos el territorio inexplorado de su cuerpo, desflorar su inocencia…

El deseo espoleaba la mente de Cloe, que pasaba los días inquieta tratando de descubrir la forma de salvar la distancia que los separaba. Una mañana, mientras caminaba por el bosque pensando en estas cuitas sus pasos recorrieron un camino que hiciera de niña, llevándola hasta la puerta de una cabaña. Allí habitaba una hechicera a la que Cloe solía visitar en sus correrías por el bosque. Ella le había enseñado del poder curativo de las hierbas, de los rituales ancestrales y del poder de la magia.

Cuando atravesó la puerta, la hechicera ya parecía esperarla en la penumbra.

- Dime pequeña Cloe, ¿Qué te trae a mi humilde morada?

Cloe explicó su pena a la hechicera con todo detalle, y ésta puso en su mano dos frascos.

- El del líquido verde – le dijo – hará que te conviertas en un halcón igual al tuyo, y puedas volar hasta la ventana de Dafnis. El rojo lo llevarás contigo siempre, y sólo lo usarás si os encontráis en gran peligro. Si le das a él cinco gotas descubrirás su poder.

Al atardecer de ese día, Cloe, transformada en halcón, se posaba en la ventana de Dafnis.

Cual fue la sorpresa del muchacho al descubrir que el halcón se tansmutaba ante sus ojos en su gallarda enamorada. Cayó en sus brazos desmayado, y sólo volvió en sí tras un torrente de besos de Cloe, que le llamaba dulcemente.

Yacieron juntos los amantes. El deseo de Cloe penetró en Dafnis por primera vez descubriéndole placeres que el muchacho nunca habría imaginado. Y él se abrió entre sus brazos como una rosa madura.

Al amanecer Cloe voló de nuevo a su palacio, con la promesa de volver la noche siguiente.

Se conocieron en el lecho durante siete noches hasta que la séptima, demasiado confiados, ambos quedaron plácidamente dormidos tras el amor.

Al escuchar el canto del gallo el color se esfumó de sus mejillas. Clavada en el camastro entre sus cuerpos, estaba la espada de la madre de Dafnis…

viernes, 5 de febrero de 2010

Cloe, la princesa cazadora (Cuento invertido por entregas)

(Pierre et Gilles)

III. De rapaces y presas.

El día se hizo eterno para Cloe que, cuando comenzó a atardecer, ya se encontraba cerca de la casa de Dafnis. No fue difícil encaramarse a un árbol junto al muro, y confiar en que el muchacho saliera a tomar el fresco en algún momento, tal era el calor de la noche de verano.

Tras una espera en la que los latidos de su corazón eran truenos en el silencio, Cloe vio colmados sus deseos. Dafnis apareció junto a un tilo, vestido de blanco inmaculado, y bello como un San Sebastián.

- No te asustes muchacho – dijo Cloe – mi halcón ha escapado mientras cazaba esta tarde, y temo que se haya herido y haya caído en tu jardín. Es por eso que me he subido a este árbol, por ver si lo hallaba.

La donosura de Cloe no pasó desapercibida a Dafnis, que, dado que en su casa sólo había criados varones, la única mujer que había visto era su propia madre.

- Puedo ayudaros a buscar vuestro halcón si lo deseáis, señora, puesto que no hay mucho más que hacer en este lugar.

El doncel entonces, sin dejar de fijar su mirada en Cloe cuando creía que no le miraba, buscó al halcón entre los setos. No tardó en encontrarlo posado bajo un almendro, sin darse cuenta de que tragaba los últimos trozos de la carne que la princesa le había lanzado antes desde su atalaya.

- Aquí está el halcón, señora, parece tener algo enredado en la pata…
- Desenredadlo si es menester, joven, para que pueda volar de nuevo a mis manos.

Dafnis, inocente de las triquiñuelas del amor, soltó de la pata del halcón un pequeño pliego enrollado con un cordel, y el pájaro voló al puño de Cloe a una llamada suya.

- Muchas gracias por vuestra ayuda, quedo en deuda con vos, y habéis de saber que soy buena pagadora.

Sin más, Cloe bajó ágilmente del árbol, dejando a Dafnis impresionado por el encuentro, sin percatarse aún de la misiva que había quedado en su mano. En ella, Cloe le declaraba su amor con las más tiernas palabras que supo escribir, y le emplazaba, si era correspondida, a asomarse a la ventana de su aposento la noche siguiente, con la salida de la luna.

Morfeo esquivó a los dos muchachos aquella noche, Dafnis recordaba una y otra vez lo apuesto de su pretendiente, y Cloe se sentía traspasada por la belleza del muchacho, y el aire se le iba pensando si le encontraría en la ventana. El tiempo se extiende hasta el infinito cuando los amantes están separados…

miércoles, 3 de febrero de 2010

Cloe, la princesa cazadora (Cuento invertido por entregas)


II. Del rechazo de la tentación en pos de la virtud.

- Dafnis, es hora de volver a casa de tu madre, pronto aparecerán las primeras luces del alba, y para entonces sabes que debes estar entre sus muros.

El que así rompió el encanto era un viejo malencarado, que sin duda estaba allí para velar por la honra de tan precioso joven. Cloe vio marcharse a su adorado tras el odioso individuo sin atreverse siquiera a desvelar su presencia.

Con la luz del día, no le llevó mucho tiempo volver al palacio, donde celebraron su retorno con vítores tras haberla dado por perdida la noche anterior. Pero Cloe no compartía su alegría porque, en secreto, sentía el deseo retorcerle las tripas con su mano candente.

Aquella noche, sus compañeras habían preparado una gran fiesta con comida, bebida, y bellos bailarines. Su espíritu, sin embargo, se hallaba lejos de aquel tumulto vagando todavía junto al remanso del río.

De pronto sintió unos labios calientes posarse en su hombro. El más bello de los bailarines, un muchacho moreno y exótico, acercaba ya complaciente la boca a su cuello. En otra ocasión hubiera gozado del muchacho sin dudarlo, quizá incluso le habría convertido en su preferido, y le habría hecho acudir todas las noches a su lecho. Todo el mundo sabía en palacio de la fogosidad de Cloe, que había ejercido el derecho de pernada sobre todos los súbditos vírgenes de su madre, pero esa noche cualquier belleza palidecía ante la de Dafnis. Cloe rechazó al efebo con violentos ademanes, diciéndole a gritos:

- ¡Maldito demonio! ¡Tú que te ofreces a todas las que quieren tomarte! Tu inocencia está ajada por el uso. Ya sólo deseo unos labios puros como los de Dafnis para posarse en mi piel sin mancillarla.


El salón quedó de pronto en silencio, las copas suspendidas en el aire, los tenedores goteando paralizados sobre los manteles, las bocas abiertas sin emitir sonido. El muchacho se arrastró sobre sus rodillas para alejarse de las iras de Cloe, mientras la reina hacía un gesto elocuente, que hizo que todos los comensales abandonaran su quietud como si nada hubiera pasado.

Melibea, la mejor cetrera del reino y amiga preferida de Cloe, se acercó discretamente a su oído cuando todos volvieron a sus quehaceres.

- Señora, ¿Ha sido el nombre de Dafnis el que pronunciaban vuestros labios? Habéis de saber que ese doncel está fuera del alcance de vuestros deseos. Al cumplir los 15, dada su extrema belleza, su madre decidió encerrarle para evitar las miradas lúbricas que desataba en las mujeres, pobres vasallas de su deseo. No es falta del muchacho si no es posible retener los impulsos de la carne femeninos, pero su honor permanece resguardado por esos muros. Sólo puede salir una vez al mes a nadar en el río, amparado por la noche para no ser visto, y acompañado de un viejo criado de la familia que no permitirá que nadie se acerque.

Cloe pudo escuchar su corazón quebrarse al son de las palabras de su amiga, pero su desánimo apenas duró el tiempo de un suspiro.

- Yo, que he atravesado océanos con monstruos innombrables, que he matado dragones y robado sus tesoros, que he sobrevivido a las criaturas de los desiertos, no me rendiré a la fuerza de esos muros. Porque mi deseo es inmenso, y mi astucia suficiente para evitarlos.

Aquella noche, Cloe la pasó velando junto al fuego, y a la mañana siguiente se la podía escuchar cantar feliz en las caballerizas, mientras preparaba los arreos de su yegua. Una idea se alojaba en su regia cabeza…

lunes, 1 de febrero de 2010

Cloe, la princesa cazadora (Cuento invertido por entregas)

“Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me encargaré de hacerla macho, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo».” Evangelio de Tomás, logia 114.


I. De la primera mirada:

Lo que voy a relatar ocurrió hace mucho tiempo, en un reino lejano.

Había en aquel reino una princesa, conocida por su valor y su fuerza, llamada Cloe.
Durante tres años seguidos, desde que cumplió la mayoría de edad, Cloe había viajado por mar y tierra, en busca del príncipe adecuado para casarse. Fueron miles las gestas que realizó en sus viajes, pero eso es otra historia, que no será contada aquí.

Cloe volvió de su viaje, agotada y llena de polvo, sin haber encontrado más que algunos varones de moral relajada con los que solazarse, pero sin ese príncipe de innumerables virtudes con el que contraer matrimonio. Así que, mientras preparaba un nuevo viaje a tierras orientales, donde había oído que los hombres eran bellos y complacientes, decidió pasar unos meses en el palacio de su madre, dedicándose a la caza y a la pesca.

Un atardecer, durante una partida de caza especialmente difícil, Cloe se distanció de sus compañeras en pos de un ciervo que había herido una flecha de su ballesta. Galopó durante horas entre los árboles del bosque, espoleada por su determinación, hasta que el cervatillo se
escabulló entre unos riscos, y ella quedó sola, consciente de pronto de que se había perdido.
La noche comenzaba a asomar sus zarpas en el horizonte, empujando al astro rey a ocultarse, así que Cloe decidió buscar un lugar resguardado, para esperar el nuevo día. Encendió una hoguera, se tendió sobre su capa en un claro del bosque, y durmió con un ojo abierto aferrada a su espada, por si se acercaba alguna alimaña.

Cloe soñaba que cazaba al cervatillo, cuando en su sueño comenzó a escuchar una voz dulce y varonil, que la atrajo hacia la consciencia. Al despertar se dio cuenta de que la voz no era soñada, sino que se deslizaba entre los troncos de los árboles, limpida y clara, para llegar hasta ella. Se levantó de un salto, envuelta en su capa, para poder seguir mejor la estela de aquella melodía desconocida.

La voz la guió hasta el borde de un remanso del río, en el que el agua se deslizaba suavemente desde una cascada. Sus ojos exploraban la penumbra, acostumbrándose al resplandor de la luna cuando de pronto, saliendo de detrás de la cascada como si atravesara una cortina, apareció el hombre más bello que nunca hubiera contemplado. Era un muchacho rubio como el trigo, de piel tan blanca que casi refulgia. Tenía unos miembros elásticos y delicados, y unos muslos firmes, coronados por unas nalgas generosas de las que Cloe no podía apartar la mirada. El agua resbalaba por su pecho, perlándolo de gotas húmedas que espejeaban como luciérnagas. Y el muchacho cantaba.

El deseo inflamó el pecho de Cloe, que miraba oculta tras unos matorrales, y cuando se había decidido a dejarse ver, escuchó una segunda voz, llamando al doncel…

sábado, 30 de enero de 2010

Cunnilingus a Shakira

Existe por ahí un comando transfeminista (del que no concretaré detalles por su propia seguridad) infiltrado en un bastión del feminismo institucional que me ha hecho llegar este vídeo.

Para esta misión su nombre en clave es Cunnilingus a Shakira (ya les gustaría, dicen), y a falta de intercambio oral han resignificado uno de sus temas, convirtiendo "las de la intuición" en "la revolución".

Cantar sus subtítulos en lugar de la letra es todo un placer subversivo.



¡Que lo disfrutéis!

miércoles, 20 de enero de 2010

M de monstruosa



Ayer sonó el teléfono de mi casa, y encontré al otro lado a Mademoiselle Fifi, exaltada de una manera impropia para un personaje de su alcurnia. No dejaba de decirme que había visto en la tele la película de mi vida, y que era capaz de verla dos veces en el mismo día sólo para poder comentarla. No imagináis cual fue mi sorpresa al decirme que la película en cuestión era “El ataque de la mujer de 50 pies”. Un remake del 93 de la película del mismo título de los años 50.

Fifi no dejaba de gritarme: “¡Daryl Hannah está imponente!¡Y sin que se le altere el maquillaje! ¡Y el final… todavía no he conseguido cerrar la boca!”

Comprenderéis un cierto escepticismo por mi parte, porque una película que remeda las de serie B de los 50, (efectos especiales cutres incluidos), con ovnis y mujeres gigantes de por medio, es como para pensárselo dos veces. Pero mi confianza en Fifi es ilimitada, así que realizamos una búsqueda exhaustiva por los videoclubs de Madrid, hasta que dimos con uno en el que, además de reírse de nosotras por preguntar por semejante joya, nos dijeron que la tenían.

Todavía no he salido de mi asombro.

La peli va de una mujer infantilizada por su padre y su marido, dos machirulos a cual más repugnante, que tras encontrarse con un ovni, crece cada vez que se cabrea en la misma proporción que su rabia. Cuando llega a los 50 pies, y a su nivel máximo de hartazgo, venga las afrentas de estos dos individuos al más puro estilo King Kong (¡Ayyss!¡Qué aroma a Despentes!).
Merece la pena sólo por ver a Daryl Hannah enorme y desmelenada, estrujando a su maridito en su manaza gigante, pero además la acompañan personajes como su terapeuta, con la que los diálogos no tienen desperdicio, la mujer-puta amante de su marido (inteligente, agresiva y triunfadora), o la butch ayudante del scheriff, en su papel de perfecto aprendiz. En el guión hay perlas del tipo: “Ya estoy cansada de ser una mujer adulta, moderna y postfeminista, ahora voy a hacer las cosas a mi manera”, y un increíble final, que no os destriparé, pero yo tampoco he conseguido cerrar la boca todavía.

Hay días en los que, después de escuchar que se están rifando Haití antes de haber sacado los cadáveres de los escombros, o que la curia dice que hay cosas peores en el mundo que lo que ha pasado allí, a una se le desborda la rabia, y desearía crecer con ella para poder exterminar a pisotones a unos cuantos descerebrados.

En fin, aquí os dejo unos fotogramas de la peli.



Porque nuestra rabia nos puede hacer gigantes.

viernes, 15 de enero de 2010

M de mentira: “Las niñas son por naturaleza más sociables y empáticas que los niños”

Imagina que estás manteniendo una conversación, y te incomoda tanto mirar a los ojos de tu interlocutor, que no puedes hacerlo. Escuchas lo que dice, pero eres incapaz de leer los matices de su comunicación no verbal. No comprendes su sonrisa, ni porqué abre más los ojos cuando dice algunas cosas, ni lo que quiere decir el movimiento de sus manos. Tampoco entiendes los dobles sentidos que utiliza en algunas frases, que el resto de la gente recibe riéndose, ni los cambios del tono de su voz. Eres incapaz de leer esos mensajes implícitos, y de reaccionar a ellos, así que tienes la sensación de que te habla en un idioma desconocido. Eso, y su forma hostil de reaccionar a tu evidente incomprensión, hará que empieces a sentir ansiedad.

Si te han diagnosticado niño al nacer, te habrán entrenado para proyectar tu agresividad hacia el exterior, así que tendrás una rabieta, romperás algo o pegarás a alguien, y serás en poco tiempo diagnosticado como Asperger.

Si te han diagnosticado niña al nacer, ya habrás aprendido que la agresividad la debes dirigir hacia tu propio cuerpo. Así que sufrirás, y o bien te agredirás a ti misma, o bien intentarás adaptarte para ser aceptada en el grupo, y comenzarás a aprender de memoria lo que tienes que hacer en esas situaciones que no entiendes. Copiarás las reacciones de tus amigas en situaciones similares sin comprenderlas, te fijarás en las películas para crear tus propios guiones de actuación, y mantendrás continuamente una máscara sonriente en tu cara. Aprenderás que, para complacer a los otros, que es lo que se espera de tí, sólo tienes que ser sumisa y sonreir. Y no serás diagnosticada Asperger, aunque lo tengas.

El síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo relacionado con el autismo. Las personas que lo sufren son incapaces de empatizar con otros. No comprenden las situaciones sociales o el lenguaje no verbal, y no pueden “leer entre líneas” en una conversación. Suelen elegir un hobby para dedicarle su atención, hasta el punto de convertirse en verdaderos expertos, lo que hace que su conversación pueda ser algo monotemática, y les dificulta mucho más la interacción.

Los estudios hablan de un déficit en el funcionamiento de las “neuronas espejo”, que son las que hacen que nuestro cerebro registre las emociones en las otras personas, y las relacione con las propias. En resumen, los pacientes Asperger no tienen la maquinaria necesaria para la interacción social. Y no la tienen, ni los niños, ni las niñas.

Sin embargo, las niñas son menos diagnosticadas de este síndrome, se las diagnostica más tarde, y tienen una mejor evolución. Me reitero, ni los niños ni las niñas Asperger tienen la “maquinaria natural” necesaria para la empatía, pero a las niñas se les nota menos.

Esto ocurre por varias razones:

La primera es que los niños, cuando se frustran, se ponen agresivos con el entorno, y eso hace que acaben mucho antes en el psicólogo del cole. Las niñas se autoagreden, o se adaptan, y eso llama menos la atención.

La segunda, que las niñas comienzan a sufrir presión social alrededor de los ocho años, y los niños viven libres de ella por lo menos hasta los trece, y que la magnitud de esa presión es mucho mayor para las chicas. A nadie le importa que un chico sólo hable de ordenadores o de trenes, pero es muy distinto cuando una niña no comprende que a su amiga le gusta Juan. Eso les supone la exclusión del grupo, así que aprenden a adaptarse antes. Lo que hacen es observar las situaciones sociales a su alrededor, y hacer una lista de las reacciones adecuadas copiando las de los otros niños. Así pasan desapercibidas, aunque no comprendan lo que están haciendo, y eso las mantenga en un estado de continua alerta.

La tercera, que aprenden rápido a decir que sí. Sonríen de continuo y son sumisas, y eso son valores en alza para las mujeres. No importa que debajo de la máscara haya una intensa angustia.

Y pensando en todo esto, yo me pregunto: Si estas niñas, que no tienen esa “maquinaria natural” que se les presupone hiperdesarrollada por su género, se las apañan para parecer más empáticas y sensibles, ¿Qué ocurrirá con el resto, que sí la tienen?¿No tiene sentido pensar que esa poderosa presión social hará que nosotrxs también nos entrenemos mucho más para relacionarnos?.

O sea, que como me han diagnosticado mujer, soy por naturaleza mucho más empática y sensible…

A mí que no me cuenten milongas.



Para leer más sobre el Asperger en las mujeres:
http://www.asperger.es/publicaciones.php?id=3&cap=193&cat=2
http://www.educared.pe/especial/articulo/1019/sindrome-de-asperger-algunas-preguntas-comunes/

domingo, 10 de enero de 2010

Hasta el stiletto.

Aquella noche no estaba yo sola, y nada mejor que dos miradas, de cristales distintos, para completar el cuadro. Desde mi transparencia, hasta la hipervisibilidad de B. que lo escribe así:


DE CLAVOS Y TIJERAS.

Noche de fin de año. Las tantas de la madrugada.

G. y yo decidimos salir a brindar a nuestro garito de rock preferido. Después de ser saludadas de forma algo pegajosa por el dueño y los puertas, nos abrimos paso por lo que coralmente ha sido clasificado como un auténtico “campo de nabos” (aunque dudo que nadie se haya prestado a ir bragueta por bragueta corroborando tantas biologías).

Tomamos posiciones, como siempre, hacia la mitad de la barra. No está demasiado lleno y el personal del bar se lo toma con calma. ¿Será la tónica de la noche? Rápidamente caemos en la cuenta. En cuestión de dos horas, desfilan ante nosotras cantidad de tíos chuzos o con una pose deliberada que -esperan- camufle sus intenciones. La cosa pinta fea, pero no nos preocupa: reconquistamos ámbitos hostiles, vestidas de encantadoras y uberfemeninas presas de caza. Y eso que esta noche no calzo mis stilettos -altos como dildos-.

Pasamos el rato entre copas y chulerías. De los pollos que nos entran, sí hay alguno con el que hubiera jugado un affaire sin pestañear, pero ya no tiene hueco. No desde que llegó M. Asombra que sea posible albergar tanto deseo en un solo cuerpo, y más sin que se me reviente ninguna tripa. Ella nos acompañará esta noche. Precavidamente, para evitar tensiones con la lista de puerta, aviso a los maromos de que M. está en camino. “No pasa nada -dice el de la voz cantante-. Entre dos tijeras siempre cabe un clavo.” “Querido, en mi caso es al revés: entre tanto clavo, solo cabe esa tijera.”

Sobre las cuatro, asoma sus pestañas la pantera y me tiro derecha a su boca. El personal alucina y más de uno se acerca a preguntarme “¿De verdad eres lesbiana?” Las chicas que tenía a mi izquierda nos observan complacidas, y dejan de tocarse entre ellas como si fueran primas. M. es preciosa e hipnótica, aunque siente que el bar la reviste de una transparencia tendenciosa. Mi receta ante esa invisibilidad: paciencia, mala uva y colorete. Cuestión de desentonar.

De hecho, aquel-del-affaire-fuera-de-juego ha comenzado a resultar, más que un incordio, un problema. Beodo y cachondo, a pesar de mis negativas explícitas y repetitivas, es capaz de seguirme hasta el baño, colarse por mi espalda en el metro cuadrado del retrete y bloquearme la puerta. Con dos centímetros de distancia para maniobras y un tipejo, más excitado aun -según me hace saber- por mis besos con M., intentando caer con todas sus ganas y su peso sobre mí, es difícil escabullirse, y entro en la siguiente tesitura: ¿Negocio con él? ¿Respondo con violencia física, dispuesta a asumir una respuesta probablemente también violenta, estando yo sola? ¿Recurro al dueño del garito o lo rechazo igualmente por tratarse de la ayuda de un varón, y evitar reforzar así un pacto de machos sobre mi sexualidad, que en realidad estoy combatiendo? Finalmente resuelvo el trance erizando la espalda, manteniéndole la mirada sin claudicar, y reiterando hasta la saciedad un “no” que llega a cerrarme el cuerpo. Cuando él abandona el aseo y me deja sola, soy incapaz de mear. Ni gota.

Salgo del retrete, dignísima, algo asustada y con la vejiga inundada como una pecera. Encajo mi cadera entre las piernas de M., sentada en una banqueta alta, y, mientras me aprieta las nalgas contra sí, le sugiero al oído: ¿follamos, nena?

Así empezamos el año: exorcizando bares y retretes.

domingo, 3 de enero de 2010

Hasta el dildo.


Noche de fin de año. Cuatro de la madrugada.

Aparco la moto en la puerta de un bar de rock en Madrid.
- Vengo de parte de B., la pelirroja.
El gorila me mira y repite como un mantra:
- Ojos verdes, pelo corto, la moto… ¿Cómo te llamas?
Mi nombre es mi salvoconducto.
- Sí, eres tú. – Dice revolviéndome el pelo con la mano, como se hace con un chaval - Y me abre la puerta.

El sitio no está excesivamente lleno. La mayoría de hombres diagnosticados es notable, pero mi entrada no llama demasiado la atención, hasta que llego a la barra.
A modo de saludo, le muerdo la boca a B., que me devuelve el mordisco. Directo y nada discreto. Lleva un vestido corto, negro y escotado, “de bailarina oscura”. Esta noche ni siquiera lleva tacones.

Entonces comienza.

Los tíos que hay a nuestro alrededor miran con curiosidad evidente, algunos con una insistencia grosera, que no remite cuando les sostengo la mirada. A nuestro lado, una pareja de chicas comienza a besarse tímidamente, arropada por nuestras claras muestras de deseo mutuo.

“Qué suerte tienes, capulla”- me espeta uno al oído- , “Estáis para grabaros”, “¿No os gustaría hacer un trío?”. Las invasiones de nuestro espacio se suceden una tras otra. No importa nuestra actitud, cada vez más molesta, ni nuestras respuestas, cada vez menos agradables. Si ella estuviese con un tío, jamás se les ocurriría importunar así. Pacto de respeto entre hombres. Reparto de coños. La propiedad del otro no se toca, al menos no delante de sus narices. Sin embargo, aquí yo soy transparente.

B., en cambio, es hipervisible. Se la puede abordar, tocar, pedir un beso, cuestionar, e incluso seguir al baño y bloquear la puerta. Sus negativas no cuentan, deben dejar bien patente que lo que necesita es una buena polla para salir de su confusión. Ella aún puede salvarse.

A mí me protege una cierta ambigüedad, en el vestir y en la forma de estar, que hace que me identifiquen como lesbiana. Pero B. es un objetivo para ellos, “porque no se le nota nada”. No tiene pluma pero sí una melena larga y llamativa, vestido minifaldero y las uñas pintadas. A ella se la pueden follar. De hecho, deben pensar que sólo me besa para calentarles. Supongo que son tan invasivos porque les irrita que su deseo se dirija hacia mí. Ella debería ser para ellos, pero se va a ir con una bollera. Y eso les cabrea.

Echo de menos la hermandad de mis perras, para haberles enseñado los dientes como en otras ocasiones. Pero esta noche sólo somos tres.

“Amigos, esta “pelirroja” me folla con un dildo de 22 centímetros, ¿Acaso tenéis algo mejor que ofrecer?”- Tengo ganas de gritar - En cambio, vuelvo a besarla deslizando mi mano descaradamente hasta su culo.

Este año, lo empezamos haciendo política en los bares.

viernes, 1 de enero de 2010

Revolución transfeminista

Combatientes cubanos conocidos como "los barbudos" bajaron de las montañas y el 1º de enero de 1959 tomaron La Habana acabando con la dictadura bananera de Fulgencio Batista que había convertido Cuba en el "casino" de EEUU, y en eso: llegó Fidel y el triunfo de la revolución socialista cubana. 35 años más tarde, el 1º de enero de 1994, campesinos indígenas pertenecientes al Ejercito Zapatista de Liberación Nacional también bajaron de las montañas. Comenzando por San Cristobal de las Casas ocuparon muchas poblaciones del Estado mejicano de Chiapas coincidiendo con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Mexico y Canadá que condenaba a una mayor pobreza a las poblaciones indígenas. Bajaron del monte, tomaron sus objetivos y desencadenaron una de las revoluciones con mayor trascendencia de las últimas décadas del siglo XX. Hoy, 1º de enero de 2010, desde diferentes barrios, ciudades, culturas y mundos hacemos un llamamiento a la lucha transfeminista, a la conformación de manadas como unidades básicas de convivencia y organización y a la rebelión en las calles, en las casas y en los pueblos. Desde nuestras aceras y con toda nuestra pasión proclamamos a los 4 vientos el siguiente :

MANIFIESTO PARA LA INSURRECCIÓN TRANSFEMINISTA

Hacemos un llamamiento a la insurrección TransFeminista:
Venimos del feminismo radical, somos las bolleras, las putas, lxs trans, las inmigrantes, las negras, las heterodisidentes... somos la rabia de la revolución feminista, y queremos enseñar los dientes; salir de los despachos del género y de las políticas correctas, y que nuestro deseo nos guíe siendo políticamente incorrectas, molestando, repensando y resignificando nuestras mutaciones. Ya no nos vale con ser sólo mujeres. El sujeto político del feminismo “mujeres” se nos ha quedado pequeño, es excluyente por sí mismo, se deja fuera a las bolleras, a lxs trans, a las putas, a las del velo, a las que ganan poco y no van a la uni, a las que gritan, a las sin papeles, a la marikas... Dinamitemos el binomio género y sexo como práctica política. Sigamos el camino que empezamos, “no se nace mujer, se llega a serlo”, continuemos desenmascarando las estructuras de poder, la división y jerarquización. Si no aprendemos que la diferencia hombre mujer, es una producción cultural, al igual que lo es la estructura jerárquica que nos oprime, reforzaremos la estructura que nos tiraniza: las fronteras hombre/mujer. Todas las personas producimos genero, produzcamos libertad. Argumentemos con infinitos géneros... Llamamos a la reinvención desde el deseo, a la lucha con nuestros cuerpos ante cualquier régimen totalitario. ¡Nuestros cuerpos son nuestros!, al igual que lo son sus límites, mutaciones, colores, y transacciones. No necesitamos protección sobre las decisiones que tomamos en nuestros cuerpos, transmutamos de género, somos lo que nos apetece, travestis, bollos, superfem, buch, putas, trans, llevamos velo y hablamos wolof; somos red: manada furiosa. Llamamos a la insurrección, a la ocupación de las calles, a los blogs, a la desobediencia, a no pedir permiso, a generar alianzas y estructuras propias: no nos defendamos, ¡hagamos que nos teman! Somos una realidad, operamos en diferentes ciudades y contextos, estamos conectadxs, tenemos objetivos comunes y ya no nos calláis. El feminismo será transfronterizo, transformador transgenero o no será, el feminismo será TransFeminista o no será...

Os Keremos. Red PutaBolloNegraTransFeminista.

Medeak, Garaipen, La Acera Del Frente, Itziar Ziga, Lolito Power, Las Chulazas, Diana J. Torres AKA Pornoterrorista, Parole de Queer, Post_op, Las maribolheras precarias, Miguel Misse, Beatriz Preciado, Katalli, MDM, Coletivo TransGaliza, Laura Bugalho, EHGAM, NacionScratchs, IdeaDestroyingMuros, Sayak Valencia, TransFusión, Stonewall, Astrid Suess, Alira Araneta Zinkunegi, Juana Ramos, 7menos20, Kim Pérez (Cofundadora de Conjuntos Difusos), d-generadas, las del 8 y et al, Beatriz Espejo, Xarxa d'Acció Trans-Intersex de Barcelona, Guerrilla Travolaka, Towanda,Ciclobollos, O.R.G.I.A, Panteras Rosas, Trans Tornados,Bizigay, Pol Galofre, No Te Prives, CGB, Juanita Márkez Quimera Rosa, Miriam Solà, Ningún Lugar, Generatech, Sr. y Sñra. Woolman, Marianissima Airlines, As dúas, Oquenossaedacona, Go Fist Foundation, Heroína de lo periférico, Lola Clavo, Panaderas Sin Moldes, Señorita Griffin, Impacto Nipón, Las Mozas de KNY, Kabaret Lliure de Mediona, Teresa Matilla , El Grito de las Brujas, Gaelx, M, Clarifornia, Imagina Sin Permiso